lunes, 16 de abril de 2012

La niña está asustada, ¿debería estarlo?

Y sacando fuerzas de lo más profundo de su ser, se resignó a seguir avanzando.

Mientras pasaba por aquel lugar, contuvo la respiración; siempre lo hacía. Daba pasos rápidos con sus piernas cortas y temía, inconscientemente que todo se volviera a repetir. El ambiente se tornaba con ese aroma marino tan característico y ella al sentirlo sólo intentaba caminar un poco más rápido, más de lo que lo hacía.

De seguro terminaría soñando con todo esto.

Llegó un momento en el que cerró los ojos y aunque corría el riesgo de chocar con algo no le importó. Un golpe no era nada como quedar atrapada en esa casa otra vez.

Cuando sintió que el largo trayecto había terminado, con miedo aún, abrió los ojos.

Su sorpresa fue encontrarse con él.

-¿Te han dicho que no hay que caminar con los ojos cerrados? -era un chico de su edad, de pelo castaño y piel algo bronceada. Tenía una gran sonrisa mientras hablaba, mientras que la niña de piernas cortas se quedó un tanto atónita. Comenzó a sacudir las manos de forma disimulada para combatir los nervios, mientras el resto de su cuerpo temblaba a un ritmo moderado.

-¿Te han dicho que no debes seguir a chicas asustadas cómo si fueras un asesino en serie? -se burló un poco para que el miedo se le pasara, aunque fuera una mínima parte, pero su comentario resultó tan real, que el chico aquel se extrañó y dio unos pasos atrás avergonzado.

-L-lo siento... sólo... nada olvídalo, si quieres me voy. -dio un paso atrás con la intención de marcharse pero la niña le tomó del brazo, arrepintiéndose en el mísmo momento que lo hacía.

-¿Qué? -cuestionó el chico, alzando una ceja. La niña no sabía qué decir. Qué hacer. Seguía con miedo, por lo que sólo lo abrazó con fuerza para sentirse por un sólo momento, protegida. El chico se sobresaltó con aquel gesto y la apartó un poco.- ¿No deberías salir corriendo por si es que soy un asesino en serie?

La niña rió de forma un poco escandalosa.

-Me llamo Kate. -le obsequió una leve sonrisa mientras se apartaba un poco y seguía caminando.

-Hugh. -respondió secamente siguiéndola.

El resto del camino fue un tanto silencioso. Sólo se empujaban de vez en cuando y se molestaban para pasar el rato hasta que llegaron una plazuela pequeña.

-¿Vienes aquí a menudo, Kate? -le cuestionó sonriendo, el joven. Ella negó. Hace tiempo que no venía aquí.  Pero no dijo nada, sólo miró hacia un lado. El chico se sentó al lado de ella y le pasó el brazo por sobre el hombro.

Conversaron de cosas triviales mientras el tiempo pasaba, y mientras pasaba, aquel joven se ponía más y más nervioso.

Hasta que llegó el momento en que oscureció y que la niña se quiso ir.

-Espera un poco más, cuando la luna llega hasta ese punto -le indicó con el dedo- se vuelve el cielo hermosísimo.

Kate un poco desconfiada asintió temerosa nuevamente.

Y no se dio ni cuenta cuando de la nada, atrás de ella un tipo de rasgos finos la tomó de los hombros levantándola. De inmediato le tapó la boca antes de que ella intentara gritar. Hugh, miró hacia el suelo mientras Kate le suplicaba silenciosamente que lo ayudara, revolviéndose hacia todos lados intentando escapar.

El tipo la levantó y se la llevó de vuelta. Nuevamente hasta aquella casa que le producía tanto terror, mientras el joven de cabello castaño quedaba en aquella plaza con un poco de remordimiento.

Kate otra vez volvía a las pesadillas.


lunes, 2 de abril de 2012

Black

Negro.

El cuervo está paciente, observando, esperando que decidas cambiar de opinión. Que sueltes los recuerdos que con firmeza conservas en tu mano derecha, cómo siempre dijiste que harías. No es momento de echarse para atrás, sólo esperas que el tiempo avance, que el tic-tac del reloj entre en tu cabeza volviéndote loca en realidad.

Oscuridad.

No ves con nitidez. Sólo manchas borrosas de gente triste, melancólica, saludándose entre sí. Dándose el pésame por aquel fallecido del cual tú no te quieres acercar.

¿Quién espera que lo hagas? ¿Quién espera que seas el centro de atención una vez que estés al lado del ataúd mirando con lástima el cuerpo estático de aquel hombre?

El cuervo se mueve.

Tú lo observas y ves en sus ojos negros, gran profundidad. Cómo un pozo sin fondo y sientes que caes, y que caes y que nadie te podrá sacar de ahí. Nadie, nunca más.

Un impulso de pronto de aleja del pájaro. Hace que enfoques la vista en la única persona que no está de negro ahí.

Rojo.

Sangre.

Venganza.

Y caminas. Caminas sin importarte lo que pase. Sin importar que descubran tu secreto porque le querías y ella, aquella chica que tan descaradamente vino aquí. Que te robó tu pasado, tu presente y tu futuro. Que destruyó sus vidas y se jacta sonriendo y mirando con desdén todo a su alrededor.

Tú ya no piensas, sólo avanzas hacia ella mirándola con odio. Vas cada vez más rápido y cuando te detienes a pensar en qué pasará luego, ya estás con tus manos sobre su cuello vengándolo a él.

Y no importa ya.

No importa nada porque aquel, es el fin de todo.

Ella te observa sin una gota de culpa, sin arrepentimiento. Se caen y ahora todo el cementerio es un mar de confusión. Gritos, llantos, y un sonido, que aunque nadie oye, marca el final de una vida.

Y luego, todas las luces se apagan.

Negro.

Tumblr_lv6e659pmm1r2ht84o1_500_large