lunes, 29 de agosto de 2011

Asunto pendiente

Como sentir que el cariño y ternura que existe en tu alma, algún día servirá para algo; como saber, si lo que planeas se llevará a cabo; como pensar que todo lo que dices y haces, es producto de tus decretos, y como esbozar aquella sonrisa una vez más, aunque te cueste, sobre el nuevo amanecer que se aproxima. Queriendo ser partícipe, de absolutamente todo en aquel mundo cruel y frío del que te has hecho ciudadana.
No sientes, no piensas, no razonas y comienzas a olvidar.
Tu alma muerta va siendo desterrada de la tierra, y con paso liguero y llevadero sube hacia el cielo. Con los ojos aun cerrados te dejas llevar; tu cuerpo aún pesa y de la nada recuerdas todo lo que dejas atrás.
Tu familia, tus amigos, tú pequeña y adorada hija: Jessie. Ella no puede vivir sin una madre, es tan… pequeña, solo tiene tres años. Abres un ojo, y con el rabillo de éste observas los alrededores, acabas de pasar por una nube y al momento siguiente, te ves bajando hacia aquel calvario, otra vez.
Pues esa voz de infante te llama; le pide a gritos a alguien que su mami llegue para cuidarla, no tiene conciencia, no sabe siquiera que su madre ha muerto, y tú, tú sigues bajando hacia aquella pequeña y acogedora casa, hacia aquella habitación donde se encuentra la niña durmiendo, pidiendo a su mami, teniendo pesadillas.
Abres por completo los ojos, y los refriegas un poco, meneas la cabeza y te vez envuelta en una sábana blanca, algo translúcida y brillante. Al bajar te detuviste justo allí, al lado de la pequeña, quien ha dejado de llorar.
-Aquí estoy, jamás me iré. - Te dices más a ti misma que a la pequeña. Sabes que no te está oyendo, o tal vez sí, ya que se da vuelta y abre su pequeña boca con forma de cereza, respira profundamente y suelta un quejido, le tocas la frente, y la niña se sacude un poco, te das cuenta y sacas inmediatamente la mano. Al parecer te siente y por ello te pones feliz, y triste a la vez, pues sabes que en el fondo, ya te has ido de aquel mundo, y no regresarás.
Le das un beso en la frente, y la chica da otra sacudida; un escalofrío la recorre, lo percibes, estás a un paso de la puerta y la escuchas.
-Te quiero Mamá - Está despierta y lo sabes, sabes que te está mirando en este momento y nada de lo que presenciaste minutos atrás pasó en realidad, pero cuando la miras por última vez, la descubres aún dormida, todo sigue igual a como antes, tan solo está soñando contigo, con verte otra vez; viva.
Niegas con la cabeza porque sabes que eso es imposible, te das media vuelta otra vez, y cierras los ojos, él la cuidará bien, tu esposo siempre lo hizo con las dos.
Te elevas otra vez y en esta oportunidad, olvidas todo, ella te quiere y tú la quieres, quedará en un recuerdo lejano pase lo que pase…

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